SUSTENTABILIDAD Y SEGURIDAD ALIMENTARIA
INTRODUCCIÓN
La globalización y la búsqueda constante de mercados han marcado a las empresas la necesidad de buscar nuevas estrategias ya sea a nivel nacional o internacional para colocar sus productos obligándolas a adaptarse a cambios en las reglas de juego que regulan las diferentes actividades. Basta con analizar su evolución y la de sus políticas de comercialización en las últimas décadas y la incidencia de la tecnología en la transformación de mercados. Es dable destacar que dicha evolución ha generado la necesidad de adecuarse para obtener mejores productos a precios más competitivos y, fundamentalmente, respetando las exigencias que las sociedades y el mundo hoy imponen.
Hoy gracias a la informática y los medios de comunicación, las empresas ofrecen a los consumidores una información detallada de cómo fueron elaborados y/o fabricados sus productos. El consumidor actual tiene otra visión sobre lo que debe exigir para consumir un producto: no basta la calidad, presentación, etc. Hay nuevos criterios que han surgido en los últimos años. Son aquellos que indican que consumiendo o no un producto, se afecta en forma directa o indirecta la calidad de vida. Surgen así nuevos términos como medio ambiente, contaminación, agotamiento de recursos naturales, desarrollo sustentable, etc.
Así mismo las empresas para aunar esfuerzos se van agrupando en cámaras las cuales interactúan a su vez con otras cámaras, ya sean del mismo país o extranjeras. Estas relaciones van generando nuevos negocios que terminan relacionando países primeros a nivel regional (a modo de ejemplo Mercosur, Unión Europea, etc.) y luego -como es el objetivo del presente artículo- las relaciones y firmas de convenios, tratados o acuerdos entre grupos de países.
La historia de los países que han firmado acuerdos de libre comercio con la Unión Europea muestra que cuando el período que abarca desde el momento del anuncio del acuerdo hasta su entrada en vigencia no es aprovechado para identificar fortalezas y debilidades de la estructura productiva e implementar las acciones correctivas necesarias, los costos (medidos en partidas rechazadas, pérdida de imagen del país o del producto, necesidad de implementar mejoras en tiempos record, etc.) se incrementan exponencialmente.
Más costoso aún es revertir la mala imagen asociada. Y en esto los argentinos lamentablemente tenemos malas experiencias que no deberían repetirse.
Ante el anuncio del acuerdo de asociación estratégica Mercosur – Unión Europea los empresarios ya han demostrado su preocupación por las reformas impositivas y laborales -entre otras- que claramente son necesarias pero poco se habla de otras igualmente necesarias relacionadas con la sustentabilidad y la seguridad alimentaria.
Cuando se trata de producción agropecuaria, Argentina tiene ventajas sobre muchos otros países y no es necesario explayarse en ellas. Pero no hay que olvidar que tanto los países que son nuestros socios como nuestros posibles compradores nos pueden ver como una competencia seria. Y son los aspectos relacionados con el cuidado del medio ambiente y la seguridad e inocuidad de los alimentos los que suelen ser esgrimidos cuando lo que se busca es el rechazo de nuestros productos.
La pregunta objetiva que hay que hacerse es hasta dónde tienen razón y hasta dónde simplemente saben beneficiarse con nuestras debilidades. Solamente un análisis profundo y objetivo permitirá saber dónde estamos parados y, lo que es más importante, contar con argumentos de defensa cuando comiencen a surgir estos problemas.
SEGURIDAD ALIMENTARIA
de contaminantes de distintos orígenes, métodos de muestreo y análisis, trazabilidad son aspectos sobre los cuales existen normas (legislación, Codex Alimentarius) que están en continua revisión respetando siempre el criterio de “tan bajo como sea razonablemente posible”.
La Unión Europea cuenta con un sistema de alerta rápida para alimentos y piensos importados, conocido por la sigla RASFF (Rapid Alert System for Food and Feed). Se trata de una red de información organizada de forma tal que permite garantizar el seguimiento transfronterizo de información y reaccionar con rapidez cuando se detectan riesgos para la salud pública en la cadena alimenticia.
En la base de datos del RASFF se publican las partidas objetadas bajo la forma de notificaciones que pueden ser:
- Alertas- Se envían cuando un alimento o un pienso que presenta un riesgo grave para la salud se encuentra en el mercado y se requiere una acción rápida.
- Notificaciones de información- Se utilizan cuando se ha identificado un riesgo en un alimento introducido en el merca- do, pero no requiere una acción rápida
- Rechazos en la frontera: Corresponden a partidas de alimentos y piensos que han sido analizadas y rechazadas en la frontera por haberse identificado un riesgo para la salud.
- Novedades: Incluye cualquier información sobre la seguridad de los alimentos y piensos que no ha sido comunicada como una alerta o una notificación de in- formación, pero que se cree que es interesante para las autoridades de control.
Las notificaciones contienen información sobre el país emisor, la fecha de emisión, el país de origen del producto objetado, el tipo de producto, la razón por la que se emitió la notificación, el tipo y clasificación del peligro, y las acciones tomadas. El análisis de las notificaciones permite identificar las principales razones por las cuales un grupo dado de productos es rechazado en la Unión Europea.
En la Tabla 1 se resumen el total de notificaciones para los países del Mercosur y de la Comunidad Andina emitidas entre el 01 de enero de 2017 y el 17 de julio de 2019, el porcentaje de rechazos en la frontera, de alertas y de productos con notificación clasificados como pienso (“feed”).
El análisis de las categorías de peligro a las que corresponden estas notificaciones muestra que para los países del Mercosur la contaminación y/o las consecuencias de la contaminación con microorganismos (patógenos, hongos, otros) son las razones de rechazo más frecuentes: el 88 % de notificaciones emitidas para productos originados en Brasil corresponden a partidas contaminadas con salmonella, el 62 % de las emitidas para productos originados en Argentina se deben a presencia de aflatoxinas y el 26 % a contaminación con hongos o microorganismos patógenos.
TABLA l
Notificaciones en el RASFF publicadas entre 01-01-2017 y 17-07-2019 para los países del Mercosur y la Comunidad Andina, fracción que corresponde a alertas, rechazos en la frontera y piensos (feed)
Las dos notificaciones de Paraguay se deben a aflatoxinas y 94 % de las emitidas para productos originados en Uruguay se debe a la presencia de E. coli productora de toxinas.
Un análisis más detallado de las notificaciones correspondientes a productos originados en Argentina muestra que el 78 % fueron clasificadas como de riesgo serio (Tabla II).
TABLA ll
Notificaciones de productos originados en la Argentina expresadas como % del total según la clasificación del riesgo publicadas entre 01-01-2017y 17-07-2019
Las notificaciones contienen información sobre el país emisor, la fecha de emisión, el país de origen del producto objetado, el tipo de producto, la razón por la que se emitió la notificación, el tipo y clasificación del peligro, y las acciones tomadas.
El análisis de las notificaciones permite identificar las principales razones por las cuales un grupo dado de productos es rechazado en la Unión Europea.
En la Tabla III se desglosan las notificaciones de productos originados en Argentina según el país emisor, cuántas de ellas fue- ron rechazos en la frontera y cuántas alertas. Holanda es el país que ha generado más notificaciones (tanto alertas como rechazos en la frontera). Todas ellas se deben a la presencia de aflatoxinas.
TABLA lll
Notificaciones para productos originados en Argentina según el país emisor (totales, rechazos en frontera y alertas) publicadas entre 01-01-2017y 17-07-2019
En la Tabla IV se detallan las notificaciones, rechazos en la frontera, alertas y clasificación de riesgo serio para productos originados en Argentina destinados a nutrición animal (piensos/feed) y carne o productos cárneos destinados a nutrición humana. Entre ambos dan cuenta del 21 % del total de notificaciones.
En el caso de los piensos (feed) el 25 % de las notificaciones corresponden a contaminación con aflatoxinas, el 45 % a contaminación con microorganismos patógenos y el resto a contaminación con DNA bovino, con organismos genéticamente modificados o con residuos de pesticidas.
El 81.5 % de las notificaciones correspondientes a carnes y productos cárneos se debe a contaminación con E. coli productora de toxina Shiga y las restantes a contaminación con listeria, a errores en el certificado sanitario (clasificado como fraude) y presencia de residuos de productos medicinales veterinarios.
Cabe destacar que 3 de estas notificaciones corresponden a productos elaborados en otros países con materia prima originaria de Argentina (dos en Italia y uno Holanda). El país que mayor cantidad de notificaciones emitió para estos productos fue Holanda (15 notificaciones con 11 rechazos en la frontera). Le sigue Alemania con 7 notificaciones y 1 rechazo en la frontera.
Este breve análisis preliminar permite identificar algunas de las principales debilidades en la estructura productiva de nuestras exportaciones a la Unión Europea. Uruguay y Brasil comparten la contaminación con microorganismos patógenos como principal fuente de notificaciones.
En Argentina predomina la contaminación con aflatoxinas siguiéndole en importancia la contaminación con microorganismos generadores de toxinas. Cabe destacar que el objetivo de este análisis es el de servir como voz de alerta y como indicador de la necesidad de un análisis más profundo si se aspira a exportar a la Unión Europea productos de primera calidad.
TABLA lV
Total de notificaciones, rechazos en la frontera, alertas y riesgo clasificado como serio para productos argentinos destinados a nutrición animal y carne o productos cárneos destinados a nutrición humana publicadas entre 01-01-2017 y 17-07-2019
MEDIO AMBIENTE Y DESARROLLO SUSTENTABLE
Los problemas relacionados con el cuidado del medio ambiente y la sustentabilidad son los preferidos por nuestros competidores europeos al momento de esgrimir barreras comerciales para las exportaciones latinoamericanas a la Unión Europea.
En el Acuerdo las partes firmantes se comprometen a mantener relaciones comerciales y económicas bilaterales que contribuyan a alcanzar los objetivos de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible. Se trata de una agenda firmada en el 2015 por los 193 Estados miembros de las Naciones Unidas con 17 objetivos que integran los tres pilares del desarrollo sostenible, económico, social y medioambiental.
Dentro de este paraguas conceptual se ubica lo que se dio en llamar producción y consumo sustentable cuya finalidad es lograr un uso eficiente de recursos de forma tal de disminuir costos económicos, ambientales y sociales. Este enfoque tiene como objetivo conservar o mejorar la calidad de vida tanto para nuestras generaciones como para las venideras.
Cuando se habla de producción, consumo y desarrollo sustentable se superponen distintas aproximaciones que se diferencian principalmente por su origen pero no por sus objetivos.
Cuando las empresas comenzaron a aumentar su eficiencia productiva tuvieron como beneficio secundario mejoras en su eficiencia ambiental ya que la mayor eficiencia se tradujo en una menor generación de residuos efluentes y consumo de materias primas, agua, energía por unidad producida.
Inversamente, cuando se integran a la producción los criterios de cuidado ambiental preventivo (minimización en la generación de residuos y efluentes, optimización de consumo de agua, energía, etc.) se logra mejorar la eficiencia del proceso productivo. Esta forma de cuidar el medio ambiente, que se basa en la prevención, recibe diferentes nombres dependiendo de su origen. Así lo que para la industria fue ecoeficiencia, para los ambientalistas fue producción más limpia. Los norteamericanos también le pusieron su nombre y lo llamaron prevención de la contaminación. Por su parte, los representantes de los consumidores empezaron a hablar de consumo sustentable. Tanto nombre sirvió para confundir mucho, incluso en los ambientes especializados. Por eso, hace algunos años se llegó a la conclusión que era mejor unificar los esfuerzos. Nació entonces lo que ahora se denomina producción y consumo sustentable. Si bien en la Argentina y en forma nominal se estaría trabajando en esta dirección todavía hay un fuerte desconocimiento en todas las estructuras productivas de los fundamentos y objetivos de estas estrategias.
Volviendo al Acuerdo, en el mismo se reconoce el derecho de cada parte a regular y establecer sus propias prioridades y estándares ambientales y laborales reconociendo que las realidades, capacidades y niveles de desarrollo difieren de un país a otro. Esto siempre y cuando las partes se comprometan a mejorar sus niveles de protección, no modificarlos con fines comerciales o económicos y no usar la legislación ambiental y laboral como una restricción encubierta del comercio.
Pero esto no impedirá que sean argumentos esgrimidos por los productores perjudicados por el acuerdo como lo muestra la historia reciente y su evolución.
El acuerdo es muy amplio en cuanto a sus objetivos ambientales e incluye compromisos con el cambio climático, la biodiversidad, el manejo sostenible de los bosques, la gestión sostenible de la pesca y la acuicultura reafirmando convenios, tratados y convenciones internacionales, entre ellos la agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible. En Argentina en aquellos aspectos que hacen al cuidado preventivo del medio ambiente incluso en las explotaciones agropecuarias estamos aún en pañales.
Son ejemplos claros e indicadores la ausencia de una sección/comité de medio ambiente en gran parte de las cámaras y asociaciones de productores del sector, la falta de formación e información por parte de los profesionales especializados sobre los problemas ambientales de su sector, la tendencia a equiparar sustentabilidad en una parte de la cadena productiva con sustentabilidad en todo el sistema.
Basta mencionar como ejemplos las explotaciones pesqueras donde se asume que la sustentabilidad de las pesquerías -es decir conservar el recurso- es sinónimo de sustentabilidad en toda la cadena productiva y la producción bovina donde se iguala trazabilidad en el rodeo a trazabilidad en toda la estructura productiva.
Y esto no es un problema menor ya que si nuestro acuerdo conserva los criterios de los convenios firmados por otros países de América Latina, el no cumplimiento de es- tos compromisos es razón suficiente para dar por finalizado el convenio.
Cuando se habla de producción, consumo y desarrollo sustentable se superponen distintas aproximaciones que se diferencian principalmente por su origen pero no por sus objetivos. Cuando las empresas comenzaron a aumentar su eficiencia productiva tuvieron como beneficio secundario mejoras en su eficiencia ambiental ya que la mayor eficiencia se tradujo en una menor generación de residuos efluentes y consumo de materias primas, agua, energía por unidad producida.
MIRANDO PARA ADELANTE
Este breve análisis preliminar tiene como objetivo poner el acento en problemas previsibles que pueden llegar a generar barreras en la comercialización cuando el acuerdo entre en vigencia. Ignorar estas alertas y no actuar cuando aún hay tiempo para remediar/modificar/solucionar cuesta caro. A modo de ejemplo se pueden mencionar los serios problemas que tienen en la actualidad los productores de cacao y los atuneros de los países de la Comunidad Andina ante la puesta en vigencia de normas que ponen límites al contenido de metales pesados en sus productos y que ya se están traduciendo en pérdidas de mercados.
En el ámbito de la FAO (Codex Alimentarius) y en la normativa de la Unión Europea los plazos desde que se comienza a tratar un tema hasta que el mismo se plasma en una norma aprobada son suficientemente amplios como para dar al sector productivo tiempo para poder adaptarse a las modificaciones en las normas.
Haberlas ignorado hasta el momento en que la norma entró en vigencia le está costando caro a ambos sectores tanto en pérdida de mercados como en pérdida de imagen. Es cierto que el productor argentino está agobiado por miles de problemas urgentes pero quizás la firma de este tratado sea un buen momento para comenzar a incluir estos aspectos en la identificación de las prioridades.
AUTORES: ALICIA INÉS VARSAVSKY (*) DANIEL FERNÁNDEZ DILLON (**)
(*) Coordinadora de área Científico Técnica (**) Presidente
FUNDACIÓN NEXUS